Solamente Tim Burton podría hacer una película familiar sobre un perro muerto viviente y salirse con la suya. La historia es una parodia y a la vez un tributo de la novela Frankenstein de Mary Shelley y nos muestra hasta dónde puede llegar el amor del niño Víctor Frankenstein por su perro Sparky.
La técnica stop-motion utilizada en la película es fascinante: para cada segundo de película se utilizaron 24 fotos. Es una de las técnicas más antiguas en el cine y hasta hoy sigue teniendo un encanto especial difícilmente logrado con una computadora.
La historia tiene un mensaje muy bonito de romper con los prejuicios y aceptar lo desconocido, una temática familiar en las películas de Burton. La película, realizada en blanco y negro, está cargada de elementos que hacen referencia a viejas películas de terror como El Hombre Lobo, La Momia o La Novia de Frankenstein. Danny Elfman, compositor y frecuente colaborador de Burton nos trae una vez más una banda sonora estupenda.
Originalmente, Frankenweenie era el segundo cortometraje de Burton, publicado en 1984 antes de dirigir su primera película. Recomiendo que vean tanto el cortometraje de 1984 como la película de 2012, pues son visualmente atractivos además de ser muy divertidos.
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